La flexibilidad, tanto a nivel físico como a nivel de personalidad, es una cualidad que puede mejorar muchísimo nuestra calidad de vida. La rigidez en cambio, nos puede llegar a hacer sentir que vivimos en una prisión de dolor y desesperanza.
Cada vez más, en nuestro mundo occidental vamos incorporando la filosofía oriental que nos recuerda que somos un todo, y que para gozar de la vida en plenitud es necesario hacer las paces con todas nuestras partes diferentes que muchas veces parecen estar en conflicto dentro de nosotros.
La unión cuerpo/mente es indiscutible. Por tanto, es lógico que si trabajamos y flexibilizamos nuestro cuerpo con estiramientos profundos, nuestros músculos y cuerpo se irán relajando, soltando, y se empezará a liberar la carga y el peso de la vida que nuestro cuerpo ha ido acumulando durante años sintiendo gradualmente menos tensiones. Este cambio físico, inevitablemente se reflejará en nuestra mente y nuestra forma de vivir la vida también se irá relajando y suavizando. Todavía hay mucha gente que cree que para estar en forma hay que forzar el cuerpo y llevarlo a su límite. Sin embargo, está comprobado que realizar ejercicios que en lugar de malgastar energía la usan y maximizan con el menor esfuerzo posible, pueden alargar nuestra vida y dar la oportunidad a nuestro cuerpo a descubrir su propia forma armónica natural de una forma respetuosa y saludable.
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