Hipertensión arterial, el asesino silencioso

Más del 50% de las personas que padecen hipertensión arterial no lo sabe. En los últimos cincuenta años, la hipertensión arterial se ha acrecentado entre la población adulta, y junto con la obesidad y a la diabetes se han convertido en los males de este siglo.

La hipertensión arterial es el aumento de la presión con la que el corazón bombea sangre en las arterias para que circule en tu cuerpo. Sus principales causas son el sobrepeso, el estrés y el aumento de triglicéridos.

A la hipertensión se la ha llamado el asesino silencioso porque no muestra síntomas hasta que es muy alta.  Es por ello que la mitad de la población ni siquiera es consciente de que la tiene.

Hipertensión arterial: valores normales

Cuando el corazón late, está bombeando sangre a tus arterias y a esto se le llama presión sistólica; y cuando el corazón está detenido entre un latido y otro, se le llama presión diastólica. Los valores normales de la presión son 119 en sistólica y 90 diastólica. Si la presión arterial sistólica es 140 o superior, se considera que se padece de hipertensión arterial.

Hipertensión esencial: el envejecimiento normal de las arterias

En los mayores de 30, a este trastorno se le denomina hipertensión esencial porque tiene su origen en el proceso de envejecimiento normal de las arterias. El error sería pensar que solamente afecta a nivel cardíaco.  Es importante recordar que las arterias recorren todo el cuerpo y por tanto este trastorno puede dañar no sólo al corazón sino a otros órganos vitales como los riñones.

claves evitar hipertensión arterialPrevención

Una alimentación saludable (baja en grasas y sales) y ejercicio regular (caminar unos 30 minutos diarios) puede prevenir en gran medida la hipertensión arterial.  Mantener un peso saludable, evitar el tabaco y vigilar el consumo de alcohol también son claves.

¿Puede el estrés provocar hipertensión?

Aunque el estrés puede dar lugar a una elevación de la tensión, esta subida no es más que pasajera. Una vez que pasa el estrés, el aumento de la tensión desaparece y la presión arterial vuelve a la normalidad. El fenómeno es idéntico tanto en personas hipertensas como en las que no lo son.

Sin embargo, el estrés puede provocar hipertensión arterial y alteraciones metabólicas debido al exceso de secreción de catecolaminas (parecidas a la adrenalina) y al aumento de la frecuencia cardiaca que tiene como consecuencia un incremento de los niveles de azúcares y grasas en sangre.

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