En los últimos años se han extendido rumores que señalan al aluminio en los desodorantes como posibles causantes de cáncer y Alzheimer. A pesar de que no hay estudios científicos que corroboren esta teoría, los desodorantes sin aluminio han empezado a establecer su presencia en el mercado.
Antitranspirantes y cáncer de pecho
Estos rumores comenzaron con varios estudios que analizaron los compuestos a base de sales de aluminio en los antitranspirantes que “taponan” la parte superior de la glándula sudorípara, lo que reduce en gran medida la cantidad de transpiración que se segrega a la superficie de la piel. Como la mayoría de los cánceres de pecho se encuentran cerca de la axila, la teoría que se empezó a considerar es que este aluminio se absorbía a través de la piel e interactuaba con el ADN y el estrógeno. Las mujeres que usaron antitranspirantes tenían depósitos de aluminio en el tejido mamario exterior. Las concentraciones de aluminio fueron más altas en el tejido más cercano a la axila que en la parte central del seno. Normalmente el aluminio no se encuentra en el cuerpo humano, así que se sospechó que el aluminio estaba siendo absorbido de los antitranspirantes y desodorantes. A pesar de que algunos estudios encontraron estos compuestos químicos en el tejido mamario, no se demostró de forma definitiva que las células se hubieran alterado por el uso de los antitranspirantes.
Aluminio y Alzheimer
En cuanto a una posible relación con el Alzheimer, ya en estudios de los años 60 se encontraron niveles de aluminio superiores en los pacientes con Alzheimer. Sin embargo, según estudios posteriores, el aluminio utilizado en los antitranspirantes en teoría no se llega a absorber ya que reacciona con el sudor por encima de la superficie de la piel. Una vez más, no se ha podido demostrar de forma definitiva que las sales de aluminio provoquen Alzheimer.
Antitranspirantes, enfermedad renal y demencia
En pacientes con enfermedad renal en tratamiento con diálisis, la alarma saltó cuando la comunidad médica descubrió grandes dosis de aluminio en sus organismos resultado de un tratamiento farmacológico. Debido a su enfermedad renal, sus organismos eran incapaces de eliminar el aluminio con suficiente rapidez, provocando un acumulamiento. Los investigadores se percataron de que estos pacientes tenían mucha más predisposición a desarrollar demencia, obligando a los fabricantes de antitranspirantes a incluir una alerta en los productos destinada a quienes tenían riñones que funcionaban a menos del 30%. En una persona sin insuficiencia renal, la cantidad de aluminio en un desodorante es mínima, por lo que el organismo no debería presentar ningún síntoma.
Conclusiones finales
Los numerosos estudios científicos no han podido demostrar de forma rotunda la nocividad de los antitranspirantes y su relación con el cáncer de mama y el alzheimer. Aún así, hay suficientes indicios (precisamente el hecho de que haya tantos estudios al respecto) como para hacer pensar que en según qué casos puede existir una conexión. Hoy en día existen en el mercado numerosas alternativas a los antitranspirantes y desodorantes convencionales.
Vale la pena mencionar que los desodorantes no son lo mismo que los antitranspirantes. Los desodorantes en realidad pueden ser menos problemáticos que los antitranspirantes, ya que trabajan al neutralizar el olor de su sudor y como una acción antiséptica contra las bacterias, pero no evitan la sudoración.
Sin embargo, muchos desodorantes también contienen aluminio, junto con sustancias químicas llamadas parabenos, que también se han relacionado con el cáncer de mama.
La buena noticia es que hoy en día existen muchos productos en el mercado para quienes quieren una alternativa a los desodorantes y antitranspirantes convencionales, algunos sin aluminio y otros sin parabenos. El consumidor tiene la última palabra.